Invitación a la obra de Rubén Salazar Mallén y la otra literatura hispanoamericana
Autor: Christian Nonnatus
Quizá
todo se está capitalizando tanto, que el relativismo no es más que una
de sus formas, es decir, el que cada quien tenga sus ideas, sus gustos,
etc. Hay quienes se niegan a compartir incluso esto, son celosos de sí
mismos. Los lectores quieren leer aquel libro que nadie ha leído, pero
en el remoto caso de que esto fuera posible, no revelarían el hallazgo.
Eso se debe a la creencia, tan de moda, de que todo se universaliza, es
decir, que se cree que hasta los gustos o modelos a seguir se imponen.
Por ejemplo, muchos creen que el genio de Cervantes es algo impuesto, al
punto de decir que no era tan genial, lo mismo se dice un tanto de
Shakespeare y otros, pero cuando encuentran un autor poco leído se
atribuyen ellos mismos genialidad creyéndose los primeros o los únicos
en leerlo, dándosela, al mismo tiempo, al autor que leen.
La
genialidad de nuestra época consiste en quitar méritos a quien los
tiene y dárselos a quien no los tiene. Contra la universalización de
gustos o de modelos, la literatura y el arte en general cada vez son
menos públicos, se restringen a ciertos sectores y estos se dividen
según los gustos.
Dicho
lo anterior, no quiero hablar de un olvido ni de un redescubrimiento de
Salazar Mallén, si bien sus libros no son de los que se sacan de la
biblioteca varias veces al año, vemos que aunque hay años entre un
préstamo y otro, no son tantos como para hablar de un olvido. Se lee,
aunque poco, e ignoro si por interés propio o mero encargo de un
tercero. Tampoco puedo hablar de un redescubrimiento, ya que, aunque
años que cumplió el siglo, alguien debió recordarlo. Probablemente su
lectura se expandió, al menos en ese año. Me interesa señalar su
importancia en las letras mexicanas. Estoy seguro que todo el tiempo
alguien, en algún lugar, está leyendo a Paz, y a partir de él desciende
la frecuencia de escritores mexicanos que se leen.
Si
el lector está esperando encontrar en las siguientes líneas una guía de
lectura para las obras de Mallén, o una especie de top con la sinopsis
de cada uno, lo invito a dejar esta lectura y a ir a buscar los libros
de Mallén, pues ¿no es esta una revista que promueve la lectura? Lean.
En
Julio se cumplen 110 años del nacimiento de Rubén Salazar Mallén. Me
hubiera gustado escribir esto hace diez años, pero no lo conocía aún, yo
tenía 14. Tampoco lo conocía hace 5 años, ni siquiera el año pasado.
Fue a principios de este 2015 que un viejo, que no nombraré,
indirectamente me llevó a él. La impresión que me ha dejado ha sido
suficientemente grande como para orillarme a escribir con escasos
conocimientos sobre el tema. En este tiempo, leí todo lo que pude
encontrar sobre él. Parece ser que sus obras nunca se han vuelto a
reeditar más que en compilaciones, por tanto es difícil de conseguir,
pero nunca ha sido necesario leer la obra completa de un autor para
hablar de él. Así que, no quise esperar más tiempo, me parece necesario
hacerle justicia, y aunque no seré yo quien la haga, espero contribuir
en algo.
La
obra de Mallén no nos causa un impacto como nos causa la obra de
Octavio Paz, Elizondo, Arreola o, en el resto de Latinoamérica, la de
Cortazar, Felisberto Hernández o Borges. Sino que tiene un efecto más
relacionado con Revueltas, Rulfo y el argentino, Roberto Arlt.
Fue
principalmente novelista, su obra más conocida es "Soledad", pero de
ninguna manera es la mejor de ellas; "Camaradas", "La iniciación" y
"¡Viva México!" son, por mucho, más memorables que las paranoias del
burócrata intelectual maduro de "Soledad". Sin embargo, la razón de que
sea relativamente más conocida que las otras es sencilla, está novelita
es la más apegada a los estándares de la época. En mi opinión su novela
mejor lograda es "La iniciación". Pero la más memorable en cuanto al
argumento es "¡Viva México!". De esta, podríamos parafrasear lo que dijo
Dante Gabriel Rossetti sobre "cumbres borrascosas": "La acción
transcurre en el infierno, pero los lugares, no sé por qué, tienen
nombres mexicanos" (en el original, evidentemente dice "ingleses"). La
novela está escrito un tanto al modo de Celine, los personajes son muy
suyos, nadie piensa, solo hablan y actúan.
Mallén
no recurrió a experimentos novelísticos. Si "¡Viva México!" parece
producto de un frenetismo, nada tiene que ver con los experimentos
verbales que se hicieron a mitad del siglo XX en Latinoamérica. En
cuanto a su forma, no hay ninguna innovación, esta está en su contenido.
Hoy en día, decir que una novela es original porque utiliza palabras
coloquiales, no tendría ningún sentido. Él fue el primero en introducir
groserías, como "puta", "pendejo", "chingar" etc. Pero no se queda ahí,
Mallén es un cirujano, abre y exhibe tanto el exterior como el interior
de todo el mundo, es despiadado, porque sus personajes así lo son, estos
son reales, nadie se salva, y como el cirujano, lo hace con toda la
frialdad. No censura, ni alaba nada, no da consejos, no dice frases que
definan el mundo o al hombre o cualquier cosa, nos muestra el mundo
desnudo, la sociedad desnuda, el hombre desnudo, y nos muestra sus
entrañas y nunca vuelve a cerrar el cuerpo que ha abierto; no le asusta
nada, todo lo ha visto, no utiliza superlativos, para él todo es tan
normal. Nosotros leemos con cierta sorpresa y atontamiento algo
cotidiano, pero en esa vida cotidiana lo que menos percibimos, se nos
escapa, como en un barco o en un avión al ir viendo olas o nubes tanto,
que ya lo vemos todo igual, mientras que ningún fragmento del mar es
igual a otro, ni ninguna nube es igual a otra. Eso que siempre ha estado
ahí, este autor nos lo recuerda; nos lo pinta con los colores más
llamativos, pero no por eso más agradables, eso es lo que hace un poeta,
y no componer versos o prosas, con diarrea verbal: Mallén es obsceno,
pero no vulgar, y muchas veces las vanguardias caen en la vulgaridad. No
es necesario crear un nuevo leguaje, si las cosas que ya tienen nombre
no las podemos ver siquiera.
"Cariátides"
fue la primera novela de Mallén. Fue duramente criticada. Novela por
desgracia perdida, y que el autor reescribió con el título, "Camaradas".
El título ya es sugerente. Con esta novela se ganó el desprecio
general, tanto de los comunistas, los fascistas, anarquistas o
cualquiera que perteneciera a la derecha o a la izquierda y los
intelectuales apolíticos. Solo quien ha pertenecido a lo largo de su
vida al comunismo, al anarquismo y al fascismo puede hablar de todos
estos objetivamente. "Camaradas" y "la sangre vacía", exponen los abusos
y canalladas de las organizaciones revolucionarias comunistas en la
época en que el comunismo en México era tan popular como obradorismo
actual. Cuando habla de la sociedad monstruosa lo hace con naturalidad,
todo lo justifica, pero cuando habla de los grupos que se creían aparte,
se vuelve feroz.
Pero
si sus novelas ya son impresionantes, en sus últimos años, cuando vemos
un autor cansado, decepcionado y solo, comienza a cultivar
especialmente el ensayo, y da nuevos motivos para ser odiado. El
desprecio que sentían todos por él es reciproco y lo muestra en sus
ensayos.
Me
interesa únicamente señalar dos tesis, estas están incluidas a lo largo
de varios ensayos de su libro "Las utopías del siglo XX". La primera es
la semejanza que encuentra entre el comunismo y el fascismo. Ambos
anhelan un hombre nuevo, están inconformes con el presente, y aunque su
idea a un hombre nuevo es distinta, ambos ignoran tanto como sería ese
hombre nuevo, a tal punto que lo que logran es una masificación que hace
perder toda individualidad. El resultado, tanto fascismo como comunismo
fueron fallidos, el primero por no tener casi ningún antecedente en la
literatura, y el otro por haber traicionado uno de los principios clave
de Marx. Se cambió la "tiranía del proletariado" por un partido político
de que represente a unos cuantos obreros, una aristocracia platónica.
En uno de los ensayos titulado "De regreso a Platón", encuentra el
germen de fascismo y comunismo y su estrecha relación entre ambos. El
control debe ser tomado por los menos numerosos. Pero en otra ocasión
hablaré de las ideas políticas de Mallén. Hoy también me interesa
señalar brevemente algo más acorde con este escrito y con el título, que
es la segunda gran tesis de su libro de ensayos.
La
idea de la nueva novela latinoamericana de Mallén, está muy lejos de
estar representada por el famoso boom latinoamericano. Si bien ya con
sus ideas políticas se ganó el odio de casi todos, los pocos literatos
que lo apoyaron, debieron odiarlo, al menos en secreto, por su teoría
literaria.
La
verdadera identidad de la literatura latinoamericana, sobre todo en la
novela, estaba definida por los personajes y situaciones imposibles en
cualquier otro lugar del mundo. A esto se agrega el peculiar lenguaje,
mezcla de español con coloquialismos. Antes de eso los primeros intentos
de la novela fueron imitaciones de los modelos europeos; estoy hablando
del siglo XVIII y primera mitad del XIX. Era normal y aceptable. Fue a
finales del XIX y principios del XX que una serie de novelistas
empezaron a narrar lo que sucedía en su entorno, con personajes solo
posibles en él; no era necesario inventar otro lenguaje, no era
necesario escapar de una lengua española que ni siquiera era la suya, lo
que necesitaban era consolidar la que germinaba en su tierra. "Pedro
Paramo", "La vida inútil de Pito Pérez", "Don Segundo Sombra" , varias
novelas de Teresa de la Parra y José Revuelta, y yo incluiría al mismo
Mallén, fueron la etapa más madura que tuvo la novela en Latinoamérica,
sin embargo, no era suficiente aún, faltaba un esfuerzo más para
consolidarse. Para Mallén los Borges, los Paz, los Cortazar, los Fuente,
los Vargas Llosa etc., cortaron de un tajo todo lo que se había logrado
en la primera mitad del XX, y más aún, retrocedieron, volvieron a la
imitación de los modelos europeos, a las vanguardias. Entraron en un
juego que ni siquiera podían jugar. Los franceses, los ingleses, los
alemanes, los españoles, incluso los mismos estadounidenses, ya tenían
su propia literatura, su propia lengua, y la explotaron a tal grado que
ya no les era posible expresarse de nuevas formas, tenían que destruirla
y recrearla. Pero nuestra lengua aún era la de otros y no nuestra,
apenas se estaba apropiando para hacerla hispanoamericana y no española.
Su
postura es muy convincente, la novela que él admiró fue opacada por la
que despreció. Hoy la literatura Hispanoamericana es conocida por
autores como Cortazar, Borges, Felisberto, Hernández, Carlos Fuentes,
Paz etc., autores que quisieron llevar su literatura más allá de las
fronteras, haciendo a un lado los localismos, hicieron una novela
universal. Sus historias y sus personajes pueden existir en cualquier
parte o no existir en ninguna. Es verdad, en el mundo se conocen a
algunos autores latinoamericanos, pero no conocen Latinoamérica. ¿Por
qué no llevar la lengua de cada país que la conforma a Francia, España,
Alemania etc.? ¿Por qué llevar solo obras, (grandiosas, nadie lo va a
negar) con el nombre de un solo escritor en lugar de llevar al mundo un
país, una ciudad o un pueblo de aquí? No es tarea imposible. ¿A alguien
le interesaba la comarca de la Mancha antes de El Quijote, o los barrios
bajos de parís antes de "Los Miserables" y "Nuestra señora de París" y
lo mismo en Inglaterra antes de Dickens? Yo creo que no.
Las
obras de la mejor etapa, según Mallén, no tenían la fuerza aún para
alcanzar al resto del mundo. Los escritores del boom alcanzaron el éxito
en gran medida por su relación con Europa y sus tendencias. Ignoro si
se haya alcanzado esa madurez en algún autor aislado. Desconozco la
mayor parte de la literatura hispanoamericana, por tanto no tengo
derecho a hablar sobre eso.
En
ese Boom hubo algunas excepciones, como Roa Bastos, Carpentier y otros,
que tal vez Mallén no conoció. Este ha sido comparado a Roberto Arlt,
uno de esos autores que pudo haber admirado, aunque no lo menciona. Este
a su vez fue nombrado por muchos "un pequeño Dostoyevski". En gran
medida podríamos adjetivar así también a Salazar Mallén. Evidentemente
sus estilos son muy distintos, hay muchos escritores en Latinoamérica, e
incluso aquí mismo en México, que han imitado mejor el estilo de
Dostoyevski, pero no son más que eso, imitadores. Por lo general cuando
se tiene tendencias literarias, (y lo sé por referencias) se comete el
error de imitar la forma de Dostoyevski cuando se lee por primera vez.
Ninguno de sus imitadores ha logrado la profundidad de sus personajes y
los asuntos, para hacerlos reales, plasman lo más profundo del hombre (y
esto es por lo general, lo que se imita) pero también nos muestran lo
más superficial, y esto, muchas veces es más importante. En otras
palabras, tanto Dostoyevski, como Arlt y Salazar Mallén, no mostraron al
hombre en toda la extensión de la palabra, sino al hombre que ellos
vivieron. Salazar Mallén era un pequeño Dostoyevski, no por exhibir lo
oculto del alma humana, sino por resaltar la superficie, lo trivial, lo
accidental, que es, finalmente, lo que constituye nuestra vida
cotidiana.
Mallén
escribió en condiciones muy similares a las de Dostoyevski, si sus
estilos son distintos, es porque fueron hombres distintos, pero esa
escritura descuidada, frenética y desesperada, creadora de pensamientos
paulatinos e intuitivos, es lo que caracteriza a la auténtica creación.
La poesía verdadera, que todavía no es literatura, es la impregnación de
los elementos ya constituidos para formar la obra literaria, trabajo y
forma. Antes de eso la poesía es materia.
Una
especie de fatalidad ha convirtió al novelista ruso en maestro de su
pueblo aún en vida. En una carta enviada a su esposa, dice que durante
una conferencia, tras leer fragmentos de Los hermanos Karamazov, su
némesis literario, Ivan Turgueniev lo abrazó sollozando. Dostoyevski fue
profeta en su propio pueblo. Y aunque fue criticado por su estilo, ni
el mismo Tolstoi pudo haber escrito en las condiciones que él lo hizo.
Si Mallén hubiera tenido las facilidades que tuvieron Paz, Elizondo o
Novo, su fama sería internacional. Qué bueno que no fue así, lo
preferimos como escritor menor, como un "Pequeño Dostoyevski".
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